Trompo errante el de esta imaginación que vuelca en sí misma toda la acción transcurrida a lo largo de su propia proyección. Gira. Gira y se marea, encontrándose y perdiéndose mil veces por segundo.
Todas las cosas tienen movimiento (decían por ahí) pero esto ya parece un asteroide errante a mil por hora en medio de un Universo ya de por sí trastocado.
Y en su planeta, en su cine privado, un principito vuela y sin moverse llega a tantos lados... Una flor que alimenta su corazón se pudre en el frío del vecindario y las tazas de azucar ya no se multiplican.
Suelta entonces su colectivo imaginario y grita filosofando: ¿Por qué? ¿Para qué? y ¿Cómo?.
Y como nadie responde, él se suelta en su globo rojo y sigue volando....
domingo, marzo 20
sábado, marzo 19
Last Cena
Comimos como reyes. Reímos como locos. Luego, supimos que sería tiempo de separarnos. Allí, allí nos abrazamos con algunos y con otros ni nos despedimos. Fue suficiente toda la charolada previa, el vino y las espinacas, el agua y los esparragos. El cielo se enrojeció y si no lloraba fue porque no toleraba despechados. O sería porque el cielo no tuviera quién lo consolara. Solo el Sol fue sabio y nos despidió a todos.
Locos, nos dirijimos a la ruta, a algún camino, el que fuera. Lo único cierto fuimos nosotros mismos para cada uno. Las grietas en los brazos se hicieron evidentes y las doctrinas florecieron como el pasto en primavera. Una por cada uno de nosotros.....
lunes, marzo 14
Fábula de la luciérnaga de Mercado Central
Una luciérnaga armó un revoltijo en el corazón de una manzana, y los gusanos asustados se espantaron y huyeron. La luciérnaga entonces, moró la manzana y la endulzó nuevamente a fuerza de susurrarle haces de luz, que la hicieron nuevamente bella y acaramelada.
Sucedió un día, que la luciérnaga creció (como crecen todos los seres del Universo) y resquebrajando la manzana se hizo al mundo como el aire se hace brisa, ventarrón o simple sofoco. Entonces, decidió recorrer el mundo, ávida de frutos perdidos y putrefactos, necesitados de luz.
Hoy la luciérnaga es jefa en el Mercado Central. Nadie la discute ni añora. Ella está ahí, haciendo...
Sucedió un día, que la luciérnaga creció (como crecen todos los seres del Universo) y resquebrajando la manzana se hizo al mundo como el aire se hace brisa, ventarrón o simple sofoco. Entonces, decidió recorrer el mundo, ávida de frutos perdidos y putrefactos, necesitados de luz.
Hoy la luciérnaga es jefa en el Mercado Central. Nadie la discute ni añora. Ella está ahí, haciendo...
viernes, marzo 11
jueves, marzo 10
A ciegas (mirando)
Porque el amor es ciego, es que se construyen los errores, los aciertos, las tierras y los cielos.
Ciertamente, hubiera desaparecido el mundo si el error no hubiera actuado, casi azarosamente en contraposición a una fuerza equitativa de acierto.
Porque el amor es ciego, queremos y dañamos. Y la pasión envuelve el tono en que agitamos el universo y los colores con que lo pintamos.
Pero el error también es acierto, y necesario. Tolerablemente, es indispensable algún defecto, alguna herida que marcar para que sangre y la sangre misma se renueve.
Sangra para sentirse que se está vivo. Sangra para fluir, como un torrente de agua cristalina.
Porque el amor es ciego, sangramos. Nos lastimamos. Y, sin embargo, en definitiva sangrar es solo una manera de decir que amamos. De reencontrarnos en un abrazo. Como aquel loco que se abrazó a una cruz y sangró, crucificado. Ciego de amor, solo para decirnos que hemos sido amados.
PD: Cuando los tajos se abren, y el dolor no cesa, calma el alcohol o en su defecto el potente rayo luminoso de la amistad. Un "te quiero" a tiempo siempre es válido!!!.
*Dedicado a mis compañías de viaje, ya entienden por qué.
Ciertamente, hubiera desaparecido el mundo si el error no hubiera actuado, casi azarosamente en contraposición a una fuerza equitativa de acierto.
Porque el amor es ciego, queremos y dañamos. Y la pasión envuelve el tono en que agitamos el universo y los colores con que lo pintamos.
Pero el error también es acierto, y necesario. Tolerablemente, es indispensable algún defecto, alguna herida que marcar para que sangre y la sangre misma se renueve.
Sangra para sentirse que se está vivo. Sangra para fluir, como un torrente de agua cristalina.
Porque el amor es ciego, sangramos. Nos lastimamos. Y, sin embargo, en definitiva sangrar es solo una manera de decir que amamos. De reencontrarnos en un abrazo. Como aquel loco que se abrazó a una cruz y sangró, crucificado. Ciego de amor, solo para decirnos que hemos sido amados.
PD: Cuando los tajos se abren, y el dolor no cesa, calma el alcohol o en su defecto el potente rayo luminoso de la amistad. Un "te quiero" a tiempo siempre es válido!!!.
*Dedicado a mis compañías de viaje, ya entienden por qué.
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