jueves, julio 14

Sacando al Diablo del Corazón

Sin el miedo de entrar en contradicciones, y mucho menos con la intención de entrar en ataques indebidos, veo la necesidad de dar mi opinión sobre ciertos hechos ocurridos en la historia cívica porteña moderna y vigente ya que he sido consultado por la misma,dado mi cariño para con el genio rosarino.


No podemos olvidarte en las sesiones de Piano Bar, con la remera de Perón. Tampoco, cantando el tema "Usuhahia" y actuando en el film de Pino Solanas. Ahora resulta que hace diez años lo felicitaste a Macri por entrar en política. Yo prefiero recordarte hablando de Spinetta, de García, Goyeneche, Stanley Kubrick o Soriano. Esos que son los que realmente te formaron. A los que tanto se idolatran.
Cuando leía lo que pasó en estos días, me acordaba del maestro Charly. Tu Charly, mi Charly, el de todos. Aquel que fue amigo de Carlitos, que tocó para el gobierno de Cámpora, con Angeloz, con De la Rúa y finalmente invitado a la casa rosada de Kirchner a tocar. Bien. La anécdota me lleva a ese mismo día en que alguien le gritó que maten al ex presidente riojano. Inmediatamente la respuesta de Charly fue la punta de un grito ideológico superior a la inmundicia política. Les dijo "¿que acaso Menem no es peronista como ustedes? Yo soy rockero como Jagger".
Ahí está todo el secreto. La política es política, un mundo de ambiciones y juego de poderes que solo sirve para no molestarse por la vida de los otros. Y el rock es el rock, una forma más de la cultura que sirve para entretener, revelar y/o enardecer.
Quiero creer en la capacidad reflexiva de uno de los ídolos populares por excelencia. Aquel que jamás manifestó una tendencia política en ningun recital. Quiero esperar que no caiga envuelto en la vorágine ideológica de perder aquello que tanto ha pregonado. La democracia es aceptar las diferencias y reconocer las derrotas. Derrotas que no son de los músicos, sino de los partidos políticos. Los músicos no podemos poner en evidencia extrema nuestra corriente política porque corremos el riesgo de traspolar la imagen negativa o positiva de un rol social al otro. Creé en Perón, en Solanas, en Macri o en quien quieras, pero hablá de Charly, de Discépolo, de Quiroga, que eso es lo tuyo y lo hacés bárbaro. Volvé al Lennonismo, al paz y amor, a la tolerancia, que ese es el camino mejor.

Finalmente te regalo esta versión humilde en que mezclé a Piazzolla con Paez. Porque considero que es mejor demostrar que hay tolerancia a pesar de las diferencias de ideas, y sobre todo, que la música es música y no se mancha.
Gracias Fito, gracias por tu vida una vez más.
Say no more.