Hay quien elige enfrascar una manzana y verla pudrirse, agusanarse.
Hay quien decide arrancarla de la madre tierra y alimentarse.
Hay quien prefiere atravesarla para hallar en ella un centro seguro.
hay quien prefiere dejarla caer y encontrar el centro del universo un poco más lejos..
Hay quien lustra una manzana para obsequiarla al superior.
Hay quien la muerde, desafiante, y jamás, nunca jamás, vuelve a persignarse....
Toda una vuelta a la manzana es un trayecto inacabable, una vida en que elegimos hacia donde apuntar. En el verde ácido o en el dulce rojo. Las manzanas doradas del jardín de Hespérides no existen, y entonces la vida es una putrefacción, un alimento, el centro de la vida misma. La vida es un universo, más efímero que las estrellas. Es un desafío de rebeldía. O una sumisión. Y cada uno elige a qué manzana atenerse...
Morderé. Aunque sea una vez morderé ....
No hay comentarios:
Publicar un comentario