jueves, junio 18

Con esa gracia divina que te sobra,
pasás rauda delante de mis ojos.
El alma se me llena de antojos
y el amor edifica su obra.
Ni sé tu nombre, aún, y ya te busco
debiera preguntarte alguna vez...
sabrás que estoy tan falto de juez
que ya perdí la razón y la memoria.

Apareces y me sonrío por vez primera
como si todo fuera a aprenderse aquí y ahora
como si, en fin, no existiera otra cosa
y fuera un día de primavera.
Ay!, quiero decirte, poder decirte
la dulce imagen que figuré
cuando te vi se fue lo triste
creció a raudales mi poca fé.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Querido gorrión:

Tus primeros ojos nacieron a través de una caricia eterna, algo eterna, donde permaneciste muy niño entre los árboles y sus fábulas despiertas. Ahora el amor es tu escudo entre la sombra, ahora la paz es tu primer sueño sin bostezo, estás acá, caminando con los pies descalzos, despertando abrazos, cantando melodías de lluvia, de noches que se acuestan en una almohada inquieta.

La primavera, eso es, la primavera es un momento etéreo donde los ojos se desprenden de lo imperfecto: nace lo exagerado, que es un touch bello.

Te quiero mucho, Cuky Lennon.

Yo,
Agus,
Peperina.