lunes, octubre 12

América

Del continente exactamente opuesto
llegaron vetustos hombres de códigos rotos
a destrozar el mundo nuevo,
a corromper las almas vírgenes,
a saquear espíritus, a decorarse en oro.

Del revoltoso continente transoceánico
vinieron con espejos de colores
a falsear leyes, a modernizar dioses
a despojar al hombre de sus honores.

Y se han llevado hasta la sangre que nada sirve
para escribirla en manuales como bandera
para que niños de sus escuelas y sus países
sepan que hay reyes que sostener,
reinas que defender
y mundos lejanos que hacer civiles.

Triste la América sostiene
entre su sudor y su sangre
a un resto de alcurñas, de alta estirpe
que no sabe arañarse al bregar la tierra